Fiestas
conjuntas colombo venezolanas
NOTA DEL AUTOR:
Aprovechando
la actual coyuntura, originada por el cierre de la frontera, situación inédita,
aún en las peores circunstancias dictatoriales del pasado, recordaré a mis
lectores, algunos sucesos de cuando las relaciones con nuestros vecinos eran
cordiales.
Antes de que se asentara la
democracia plena en los dos países del norte de Suramérica, las expresiones de
amistad y colaboración entre ambas eran frecuentes y las reuniones que se
programaban revestían el mayor esplendor y se desarrollaban dentro de los
términos de aprecio más sinceros. La siguiente crónica, es uno de los ejemplos
más claros de este ambiente de convivencia y confraternidad que se vivía por
esos tiempos no tan lejanos.
Un ejemplo más claro no puede
exponerse que el sucedido el día de la celebración del aniversario de la
Batalla de Boyacá en Cúcuta en el año 56. El lugar, los cuarteles del Batallón
Santander en el sitio denominado El Resumen, que era un inmensa hacienda al sur
de la ciudad, parte de la cual se cedió a la Nación para instalar allí las
tropas del Ejército Nacional. Dicen las noticias que la celebración de ese día
resultó “imponente y espléndida” y a
ella asistieron, el gobernador del departamento Gonzalo Rivera Laguado en
compañía de todos los secretario del despacho, toda la oficialidad del Batallón
No. 15 Santander al mando del Teniente Coronel José de Jesús Guzmán Aldana, el
comandante de las Fuerzas de Policía (que era como se llamaba a la Policía
Nacional entonces) capitán Luis A. Godoy con todos sus oficiales, el Contralor
Departamental Enrique Arámbula Durán, el alcalde (en esos momentos era Alcalde
Mayor) Isidoro Duplat y sus secretarios, el Cónsul General de Venezuela Nicolás
Cárdenas Ruiz y numerosos y distinguidos invitados así como los alumnos de los
planteles educativos de la ciudad con sus estandartes y bandas marciales y el
personal de tropas del ejército y la policía. Estos eran los representantes por
Colombia al celebérrimo acto, mientras que por el gobierno y las autoridades de
Venezuela asistieron, el gobernador del Estado Táchira Antonio Pérez Vivas, los
comandantes y principales oficiales de la Fuerzas Armadas de Venezuela,
acantonados en las poblaciones fronterizas de San Cristóbal y San Antonio, así
como el Jefe de la Sección Política del Táchira Luis Andrés Rugeles acompañado
del Cónsul de Colombia en San Cristóbal el señor Rodríguez Garavito. También
asistieron los directores de los principales diarios del Estado Táchira, como también
los corresponsales de la prensa
caraqueña.
En estas festividades patrias, el
batallón Santander aprovechó la ocasión para dar al servicio la magnífica
“Plaza de Armas” que recién se había construido gracias al empeño y al
entusiasmo puesto por su comandante el coronel Guzmán Aldana, que en este día
en particular ofrecía un bellísimo aspecto con todos los planteles y las tropas
convenientemente colocados y en perfecta formación. Como era de esperarse en un
evento de esta categoría y bajo la coordinación de la milicia, el programa se
cumplió con estricta puntualidad y exactitud. El programa comenzó con la izada
del pabellón nacional, con los respectivos honores a la bandera, luego se
procedió a la celebración de la Santa Misa. Acto seguido se cumplió la
ceremonia de inauguración del busto del Libertador Simón Bolívar, obsequiado
por la Fuerzas Armadas de Venezuela, encabezadas por su comandante en jefe
Marcos Pérez Jiménez, ya ascendido a general. La estatua cuyo bronce fue
descubierto por el cónsul general de Venezuela en la ciudad Nicolás Cárdenas
Ruiz, pronunció un sentido discurso en el que destacó, en nobles palabras de
confraternidad colombo venezolanas, “la
exaltación de la obra que vienen cumpliendo los presidentes Pérez Jiménez y
Rojas Pinilla y de justiciero reconocimiento de la inmensa tarea cumplida por
Bolívar y Santander”. Al terminar su discurso hizo la entrega formal del
monumento al comandante del batallón quien delegó en el mayor Álvaro Paredes,
segundo comandante, la tarea de agradecer al pueblo de Venezuela, a sus fuerzas
armadas y a su gobierno, el valioso obsequio que acababan de hacerle a su
patria y que aquel gesto “sería en todas
horas un símbolo estimulante de unidad, comprensión y de fraternales esfuerzos
por la permanente solidaridad y grandeza de las dos naciones hermanas y de
todos los pueblos de América que Bolívar libertó y estructuró como países
soberanos.” El discurso del mayor Paredes se constituyó en una hermosa
lección de historia patria para los asistentes, toda vez que se extendió sobre
la obra cumplida por los héroes de la gran jornada emancipadora, obra que había
que cuidar y defender como patrimonio sagrado, habida consideración de su
culminación redentora que significaron los triunfos en las batallas de
Carabobo, Boyacá, Junín, Pichincha y Ayacucho.
A continuación, se realizaron los
actos protocolarios militares como fueron, en primer lugar, el
desacuartelamiento del contingente que había terminado sus labores castrenses,
a los cuales el comandante les recordó a los nuevos reservistas, “su
vinculación permanente a los cuarteles y con sus jefes en servicio de la
patria” y estimularlos a continuar por el sendero del bien, a capacitarse para
contribuir con sus esfuerzos al mejoramiento de su país.
Igualmente, durante este acto, se
realizó la ceremonia de ascenso al grado de Cabos, de los soldados que habían
decidido continuar la carrera militar de suboficiales, a quienes el mismo
comandante felicitó “porque han sabido
rendir un esfuerzo superior en las prácticas militares y en el cumplimiento del
deber.” Inmediatamente después se procedió a la entrega de los diplomas
correspondientes y a la colocación de las insignias a los nuevos militares
ascendidos por parte de los gobernadores del Norte de Santander y del Estado
Táchira, Rivera Laguado y Pérez Vivas respectivamente y de los altos mandos
militares de ambos países.
Terminados los actos magistrales
en la Plaza de Armas, todos los asistentes fueron gentilmente atendidos en el
salón de recepciones del Batallón No. 15 Santander, donde sirvieron copa de
champaña y un bufé de alimentos ligeros. De estos episodios conjuntos, donde se
exteriorizaban los acontecimientos que habían sido realizados colectivamente
entre los dos países, sólo queda el recuerdo y uno que otro monumento con sus
frases grabadas en el frío mármol y olvidadas por las generaciones actuales.
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